Los suelos de baldosa han sido y son muy utilizados en todo tipo de ambientes, pero lo cierto es que un pavimento continuo ofrece ventajas en el uso diario: es más sencillo de mantener, de limpiar, facilita el tránsito y el desplazamiento de cualquier elemento, ofrece diversos acabados y colores personalizados y sobre todo es muy duradero si se realizada de la manera adecuada.

A continuación, te contamos cómo convertir un tradicional suelo de baldosas en un pavimento continuo a prueba de todo:

  • En función del tipo de baldosa preparar mecánicamente la superficie con objeto de generar una textura y una adherencia mecánica al soporte.
  • A continuación, realizar un aspirado de la misma.
  • Si lo que queremos es hacer desaparecer la llaga que pudiera existir entre baldosas, emplastecerla con masilla epoxi bicomponente, que se puede hacer mezclando nuestra Imprimación Pavimyc HB 2/C con el espesante Cimsila 35.
  • Tras esto volver a lijar las rebabas que puedan generar la propia masilla e imprimar la superficie con Imprimación Pavimyc HB 2/C. Recomendamos armar la imprimación con un velo de polipropileno para darle cierta capacidad de puenteo de los movimientos. Este velo se tiene que poner después de la primera capa de imprimación y posarlo bien con el rodillo en la segunda capa.
  • Por último, y tras esperar 24 horas, dar las dos manos de pintura o ejecutar un autonivelante. (En caso de haber puesto el velo, es imprescindible el autonivelante).

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